domingo, 9 de marzo de 2008

Número 9

Piscola, playstation, pitos. mientras, hablábamos de minas y de otras huevadas que ahora no recuerdo bien. Bastaron un par de segundos callados para que, como siempre sucede, nos decidiéramos inmediatamente a poner música.

Para momentos de indecisión musical y apuro carretero, nada como The Beatles. Inocentemente puse un track al azar del Álbum Blanco, chupé lo que quedaba de la colilla de un cigarro barato y malo y me recliné desde mi silla hacia la pared. Miré por última vez el televisor mientras Nicolás lo ponía en mudo y decía que huevada de música había puesto. Ví las tetas de la Marlen en gigante en el televisor y ví como se esfumaban al mismo tiempo que comenzé a oír los sonidos que arrancaban desde los parlantes.

Entonces volteé la vista. Miles de brillantes rayos de luz me atravesaron y los colores se transformaron en hormigas que violaban mis retinas sin que opuciese resistencia. Number nine, number nine, number nine. El humo se amonontonaba en nuestras cabezas y las voces entraban por las orejas dadas vueltas y confusas por su existencia. Risas histéricas pulverizaban en segundos los acordes que se rendían ante el caos y el displacer. Cornetazos y bocinazos se amontonaban como hienas hambrientas de carne en descomposición, y penetraban nuestra audición en un camino que no se detenía hasta llegar a la más cruda parte de los sesos.

Pasaron 3 minutos y medio hasta que Nicolás me pidió que parara la huevada que estaba sonando. Yo tampoco quería escuchar más esa mierda. ¿Esos son los beatles? Si culiao, si te dije que sí, le respondí. Tampoco me lo esperaba. Veo el visor del reproductor en el computador y me indica que aún quedaban 6 minutos de la supuesta canción. La escucho otro día, pensé. Me pidió que pusiera "La yerba del rey", de Morodo. Nos cagamos de risa y le dije uqe enrrollara otro caño.

De reojo, miro le nombre de la canción. No sé si de huevón o de masoca, quería terminar de escuchar esa rareza de los cabros de Liverpool. "Revolution nº9" leí. Number nine, number nine, number nine... No, por ese día con Morodo estaba bien.